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Nina Chernovalova

Entre las obras de Nina Chernovalova el retrato ocupa el lugar principal. En este género ella se ha realizado en calidad de pintora y de personalidad, configurando un mundo singular que, como un todo único, representa ella misma, a su modelo y al espectador de sus obras, creando además una entera galería de las imágenes artísticas.

 

Dotada, por la merced superior, de un talento original y brillantemente expresado, ella pinta los retratos llenos de una fuerza expresiva, saturados de un colorido armonioso y original con el que se caracteriza cada uno de sus modelos. Todo está sometido a un solo objetivo – representar el mundo interior de los protagonistas de sus trabajos.

A cada roce o toque del pincel sobre el lienzo añade un nuevo rasgo necesario para revelar la imagen que quiere representar. La exactitud del dibujo, la fuerza expresiva del color y de la composición, con una decoración moderada, la modelación delicada de los matices – con todo eso, en la totalidad, se destacan sus retratos.

Los orígenes de la obra de Chernovalova como retratista, se inicia con la estética del modernismo y el expresionismo. Teniendo como base la escuela profesional clásica, la pintora recibió la posibilidad de crear su propio estilo artístico y su concepto de la forma y del color.

Raphael. 2014

Sus retratos, así como todos los demás lienzos, son los frutos de la actividad espiritual complicada y reflexiva.

El contenido de cada retrato no se crea contando solamente con el parecido físico entre la imagen y el modelo (el saber representar el parecido exterior es un don natural del pintor).

Si no con los pensamientos nacidos por medio del conocimiento interior de Nina Chernovalova del mundo sensitivo de las personas o elementos que constituyen sus modelos.

Cuando la mirada se fija en el retrato "Lena" (pag.81), nos recuerda espontáneamente el sentido griego de este nombre – es decir "clara, soleada".

De manera maravillosa, se combinan aquí el ímpetu espiritual y el movimiento del color.

Es el retrato de la personalidad concreta, el retrato que abarca los espacios de praderas y las cintas de los ríos serenos, el retrato que no puede ser copiado o repetido.

Si no hubiera sido el retrato de una persona concreta, este lienzo, al estilo de Wiliam Turner, debería ser nombrado "Mediodía a finales de junio, cuando siguen cantando todavía los pájaros".

El único acorde inquietante, se revela en el letrero de encaje en torno al cuello, el cual se asemeja el "NON" en el cuadro «Conversación» de Henri Matisse.

Para la pintora, cada persona a retratar, la cual está ante sus ojos, representa por sí un nuevo mundo que le da a Nina Chernovalova la posibilidad de acudir a los medios originales de la narración expresiva.

El retrato de la pintora Tatiana Shchegoleva es unísono al croquis de Polenov. Hecho en los tonos oscuros y fríos, el lienzo está lleno de una tristeza vibrante y romántica, como si fuera la finísima cuerda de un instrumento musical, que está esperando un toque.

Cuanto más se observan las líneas anchas del retrato, las cuales crean las formas, mejor se oye sus sonidos de terciopelo.

El espectador más preparado y educado en sentido artístico, no va a apreciar solamente la semejanza física que hay entre la imagen y el modelo, sino también percibe el parecido psicológico y la influencia estética del retrato.

En un momento dado, el parecido físico, representado en el retrato, cede el sitio al gozo por la maestría de la pintora, por la manera y la técnica del estilo de pintar, por el dibujo, por el carácter metafórico del colorido y los hallazgos en la composición.

En los retratos de Chernovalova se le otorga al espectador un festín verdadero de placeres estéticos.

Sus retratos no son cuadros: son autosuficientes y no exigen aclaraciones o complementos literarios. Prácticamente en todos ellos están ausentes los fondos.

Sólo de vez en cuando se encuentran en ellos los detalles decorativos, el motivo de las cuales es subrayar la imagen, aparecer como un símbolo. Las imágenes sensitivas llevan la profundidad pensativa, formando un diálogo con cada espectador.

Muchos retratos se representan como monólogos: ante ellos uno quiere estar contemplándolo durante un largo rato, y cada momento traerá el gozo de comunicación.

Cuando la noción sobre el o la modelo se configura en la conciencia del pintor, la técnica y la forma convenientes surgen libremente de sus pinceles, y, precisamente en este momento nace el hechizo incomparable de la imagen.

La habilidad de penetrar y descubrir la profundidad del carácter del modelo añade la certeza a las imágenes artísticas creadas por Nina Chernovalova.

La técnica de monotipia es una improvisación gráfica, a la que tiene acceso solamente aquel pintor o pintora que ha dominado virtuosamente el dibujo y la composición.

Esta técnica, la utiliza Nina Chernjvalova creando los retratos, llenos de un refinamiento singular.

Para lograr el parecido físico, esta técnica resulta un poco arriesgada, pero, exactamente por aplicarla, Chernovalova tiene éxito en mostrar la profundidad y el movimiento en el retrato del arquitecto L. Netsvetayev, así como el refinamiento y la atmósfera del mundo poético de un especialista en arte en el retrato de G.M.Savinova.

Trabajando en la técnica de monotipia, usando los recursos restringidos, Chernovalova alcanza la vivacidad y la fuerza expresiva que son propias a las imagenes de los siglos XVI – XVII.

Totalmente diferente se representa en el retrato de L.A.Berch. Es como si fuera un muelle que está a punto de evadirse desde los límites del marco. El temperamento envuelto en la bufanda suave.

Las pinceladas anchas y pastosas. Ninguna menudencia. Todo en grande, todo suelto y elegante. Y solamente las líneas de los labios descubren el esfuerzo extremo de la mano de la pintora.

Un solo trazo virtuoso – y el parecido a una fotografía está alcanzado. Este trazo, como un acorde final, metamorfosea el retrato, modesto por su tamaño, en un poema sinfónico de sentimientos.

Es imposible desgajarse de las propiedades hipnóticas del retrato, dado a la luz en una éxtasis creativa.

El saber crear una imagen que no contenga ningún sentimentalismo, ni adulación a favor del destinatario, significa mucho para un conocedor verdadero del arte.

Con eso se explica, porque entre los clientes de Nina Chernovaliva se encuentran las personalidades del arte y de la cultura, los poetas, los arquitectos.

La combinación del hondo realismo con la fuerza expresiva y la teatralidad moderada transforman cada retrato en un aforismo poético del nuestro crono.

De esta forma, Chernovalova abrió el mundo del retrato tanto realismo, como artístico de nuestros contemporáneos. Tal vez, es difícil encontrar algo semejante en la pintura más reciente, concerniente al retrato.

Por medio de lo particular, ella tuvo un éxito en manifestar los cambios ocurridos con la gente en los límites entre los siglos XX y XXI en Rusia. Nina Chernovalova – es una personalidad, que no hace esfuerzos para atarse a la época, ella simplemente está cuidando el espacio de sus sensaciones y la comprensión despertada respecto al valor de la personalidad, sea la suya propia o de cualquiera otra persona. Y ella lo realiza con éxito en sus retratos. En eso consiste la dignidad y el valor social de su arte.

La redactora española Montserrat Muniente

 



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